Ruegos y preguntas; esa caja de sorpresas.

Designer (13)

Ruegos y preguntas; esa caja de sorpresas.

Las “juntas de propietarios”, ese evento anual que todos esperan con una mezcla de emoción y miedo, donde el edificio entero se convierte en un escenario donde todos los vecinos, muchos de los cuales ni sabías que existían, se reúnen para discutir temas que deberían haber sido resueltos hace años.

Entre debates interminables sobre cambiar las bombillas del portal o la eterna discusión de si la fachada debe ser blanca o blanco roto, hay un momento que se lleva la palma: ruegos y preguntas.

Y, seamos sinceros, ¿quién no siente un escalofrío de emoción ante ese punto en el orden del día?

El caos controlado: ZONA DE GUERRA.

Ruegos y preguntas tiene el poder de transformar una reunión que, hasta ese momento parecía razonablemente manejable, en un circo donde cualquier vecino puede convertirse en el protagonista de un espectáculo impredecible.

¡Este es el punto donde todo puede pasar! Desde quejas sobre el ruido de la lavadora del 5º B hasta la acalorada discusión sobre el uso del trastero como gimnasio improvisado. Sí, en ruegos y preguntas, “todo vale”. Y no hay manera de saber lo que nos deparará, como si estuviéramos lanzando una moneda al aire.

Lo más irónico de todo esto es que, mientras los puntos del orden del día se preparan con antelación y suelen seguir una lógica que más o menos todos pueden comprender, ruegos y preguntas es la versión vecinal de una emboscada.

Nadie sabe qué bomba caerá ni cuándo. El administrador, que ha consumido más café del que es saludable, y la junta directiva, que intenta mantenerse a flote, a menudo se encuentran con caras de «esto no me lo vi venir». ¿Quién podría anticipar, por ejemplo, una pregunta sobre si debería prohibirse el uso de chanclas en la piscina comunitaria en pleno agosto? O el vecino del primero, lanzando la clásica: «yo ya lo dije el año pasado y nadie me hizo caso». ¡Una joya!

El punto de desahogo: TERAPIA DE GRUPO.

Si pensabas que la gente venía a las juntas buscando soluciones, te equivocas.

Los ruegos y preguntas son, en realidad, una sesión de terapia grupal no oficial. Vecinos que rara vez cruzan palabra en el ascensor, ahora se lanzan críticas como si estuvieran en una telenovela de sobremesa. A veces, los temas que emergen son totalmente fuera de lugar, mencionando situaciones de hace cinco años, o incluso de la junta pasada. ¿Y lo mejor de todo? Ninguno de esos problemas se resolverá en ese momento.

La idea de los ruegos y preguntas no es la resolución, sino más bien un espacio para liberar frustraciones acumuladas. El administrador, armado con una sonrisa de «todo bajo control», intenta calmar las aguas mientras ve cómo se desatan las rencillas vecinales.

¿Por qué ruegos y preguntas se convierte en una zona de guerra?

La razón es sencilla; en muchas ocasiones los vecinos han acumulado quejas durante meses o incluso años. y, esta tensión se libera en el momento menos esperado, convirtiendo la junta en un campo de batalla verbal donde aquellos vecinos que jamás se hablan en el pasillo, ahora se lanzan dardos con una precisión envidiable.

¿Y cómo mantener la armonía en momentos complejos? ¡La clave está en la paciencia!… aunque la cosa podría mejorar si existieran algunas medidas de control.

Una de las mejores formas de gestionar este momento tan impredecible es establecer límites.  Limitar el tiempo de intervención podría evitar que el vecino del 3º C se tire 15 minutos discutiendo sobre las hojas que caen de su balcón. O, mejor aún, ¿por qué no permitir que los vecinos envíen sus preguntas antes de la reunión? De este modo, la junta directiva podría llegar con respuestas preparadas, o al menos con excusas lo suficientemente elaboradas como para salir airosos.

El presidente y el administrador de la finca tienen un papel crucial en esta fase de la junta. Aunque sea un reto digno de un diplomático de la ONU, es esencial que mantengan el orden. Si no lo hacen, la junta podría convertirse en una discusión interminable sobre el chirrido de la puerta del garaje o si el aire acondicionado del ático está molestando a las palomas.

Por eso, es vital que el presidente y el administrador sepan cómo gestionar la situación para evitar que se convierta en una pelea constante.

Ruegos y preguntas, un momento para sobrevivir y aprender.

En resumen, ruegos y preguntas puede parecer inofensivo sobre el papel, pero en realidad es una auténtica trampa. Si no se gestionan bien, puede convertirse en un espectáculo digno de un circo.

Pero si todo falla, siempre se puede recurrir a la opción de llevar unas palomitas y disfrutar del show.

¡Por suerte, en MABESU sabemos cómo lidiar con estos momentos caóticos!

Como Administradores de Fincas colegiados con más de 15 años de experiencia, ¡hemos visto de todo! pero contamos con un equipo altamente cualificado y la experiencia necesaria para mantener el orden en las juntas, incluso cuando las tensiones parecen desbordarse.

Así que, ¡vecinos, tranquilos!,  nosotros nos encargamos de que todo salga bien.

MABESU tu administrador de confianza.

¿Tienes dudas? Te llamamos.

¿Tienes dudas? Te llamamos.

    Acepto la política de privacidad

    Esto se cerrará en 0 segundos