ESTA CASA ES UNA RUINA, O NO; ESE ARTÍCULO 10.
Tiempo atrás me puse a pensar lo complicado, y a la vez estimulante, que es saber transmitir bien para que, en la otra parte, nunca queden dudas que puedan complicar una relación.
Me marqué el interesante reto de explicar el artículo 10 de la Ley de Propiedad Horizontal a un niño.
¿Sería posible?
Así que, me puse a ello, y me salió esta divertida redacción que, seguro, usaré más de una vez.
Cuando hay que arreglar la casa de todos: El artículo 10.
Imagina que vives en un edificio donde todos sois vecinos y el edificio es como una gran casa que compartís, donde todos tenéis que cuidarla para que no se caiga a pedazos.
El artículo 10 de la Ley de Propiedad Horizontal es como una lista de “reglas importantes” para esos arreglos que hay que hacer sí o sí, ¡sin peros ni excusas!
¿Qué dice este artículo?
El artículo 10 explica que hay cosas en el edificio que, si están rotas o en mal estado, hay que arreglarlas sí o sí, aunque a algún vecino le dé pereza o no le guste la idea.
Estas reparaciones son necesarias para que todos estéis seguros y felices.
¿Y qué tipo de cosas hay que arreglar?
Pues, presta atención:
Aquellas cosas peligrosas o que están a punto de romperse si, por ejemplo, el tejado tiene un agujero y empieza a entrar agua cuando llueve, o si una pared está a punto de caerse, ¡hay que repararlo rápido!
Nadie quiere un edificio lleno de goteras o que se desmorone, ¿verdad?
O las cosas obligatorias por ley. Sí, a veces, los ayuntamientos o el gobierno nos dice, por ejemplo: “¡Vecinos, vuestro edificio necesita un ascensor o una rampa para que todo el mundo pueda entrar y salir!”
Pues bien, si eso pasa, hay que ponerlo.
La idea es que el edificio sea cómodo para todos, incluso para los abuelitos o para las personas que van en silla de ruedas.
También, por supuesto, todos aquellos arreglos para que no pase nada malo. Imagina que la escalera está muy vieja y parece un parque de aventuras porque los peldaños están flojos.
¿Te gustaría vivir con miedo de caerte? Seguro que no.
Por eso, si algo pone en peligro a los vecinos, ¡se arregla sin discusión!
Y lo que hace que el edificio sea más moderno y guay. No es que algo esté roto, pero hay que mejorar el edificio para que cumpla con nuevas normas.
Por ejemplo, si hay que poner placas solares en el tejado para cuidar el planeta, ¡pues se ponen!
Pero, ¿quién paga todo esto?
Aquí viene la parte complicada, la que se pregunta ¿de dónde sale el dinero para hacer estos arreglos?
Pues aquí el artículo 10 tiene una regla muy sencilla, y es que “todos los vecinos tienen que ayudar a pagar”.
Cada uno aporta una parte, y esa parte dependerá de lo grande que sea su piso o su local.
Si tienes un piso pequeñito, pagas menos, y si tienes uno grande, pues un poquito más.
Y ya sabemos que siempre hay alguien que no quiere pagar, ese vecino gruñón que siempre dice: “¡Yo no quiero pagar ni un euro!”
Pues la ley dice que no importa lo que él diga, porque estos arreglos son obligatorios.
Así que, aunque se cruce de brazos y haga pucheros, tendrá que pagar igual que todos.
El artículo 10 es como una regla mágica para que el edificio donde vives esté siempre en buen estado, sea seguro y, sobre todo, no se convierta en una casa encantada llena de problemas.
Así que, recuerda, si algo en el edificio está roto, viejo o peligroso, ¡hay que arreglarlo entre todos!, porque cuidar del lugar donde vivimos es como cuidar de un gran castillo compartido donde ¡todos ponemos de nuestra parte para que sea el mejor lugar del mundo!